Todos tenemos una imagen bastante precisa, aunque un tanto desfasada, de un detective privado gracias a los cientos de películas sobre el género. Gabardina con el cuello subido, sombrero que tapa parcialmente el rostro, un cigarro a medio fumar y un entorno ensombrecido suele ser el perfil característico de un buen detective… Sin embargo, la realidad dista mucho de esta fantasía… o no. En el texto de hoy, vamos a desterrar algunos mitos sobre los detectives privados, veremos otros en la segunda parte de este artículo.
Además del retrato que acabamos de hacer, el común de los mortales suele pensar que un detective privado realiza largos viajes parapetado en su viejo coche, deteniéndose en moteles de mala muerte donde poder dormir tras un largo día de trabajo como buenamente pueden. Sin embargo, en la realidad estos viajes, aunque largos, ni se realizan siempre en coche ni duran media vida. Además, para llevar a cabo un buen trabajo de espionaje, el profesional debe alojarse en el mismo establecimiento que el investigado, así que la calidad de estos varía.
Ya hemos hablado de la gabardina y el sombrero típicos del mito del detective privado, pero no hemos nombrado el socorrido periódico con sendos agujeros para los ojos ni los estrafalarios disfraces de los que se sirven para realizar su labor. Pues bien, los métodos de los que disponen hoy en día los profesionales de la investigación privada distan mucho de los que vemos en las películas. No obstante, algunos han pervivido, como el de los disfraces. Más veces de las que podemos pensar los detectives se ven obligados a emplear todo tipo de vestimentas para pasar desapercibidos mientras realizan sus quehaceres con discreción.
Otro de los mitos del detective privado es sin duda la fama de personas de vida ligera y con un nivel de alcohol en sangre bastante elevado. Con todo, lo cierto es que precisamente en esta profesión se ha de ser muy riguroso con ciertas cosas, es decir, el grado de responsabilidad que se tiene no es compatible a priori con una vida de desenfreno, aunque, por supuesto, los detectives privados son seres humanos y por lo tanto tienen sus defectos y sus virtudes, como el resto de la humanidad, así que en el conjunto de los detectives habrá de todo.
Por último, presentaremos otra de las leyendas relacionadas con los detectives privados. No referimos a aquello de que todos son policías reciclados. Pues bien, en este caso las películas del género hacen honor a la verdad, puesto que suele ser bastante común que muchos agentes de los cuerpos de seguridad, ya sea que se hayan prejubilado o pidan una excedencia, se pasen al bando detectivesco. Más desde que se modificó la ley para que se eliminara la norma que decía que debían esperar dos años como mínimo para dedicarse a estos menesteres.