¿Qué es el mobbing?
El acoso laboral o mobbing -término proveniente del inglés y utilizado por primera vez en la década de 1980 por el científico sueco Heinz Leymann- es la acción tanto de uno como de varios acosadores hacia un trabajador concreto, con el objetivo de provocar en éste miedo hacia su lugar de trabajo, y posteriormente, abandono. Dicho trabajador recibe violencia psicológica sistemática, recurrente e injustificada, a través de actos hostiles por parte de sus compañeros o superiores, durante un periodo de tiempo prolongado.
El mobbing puede desembocar en enfermedad profesional -patologías derivadas de trabajo-, aunque tanto autoridades como empresas se muestran reacias a admitirlo. Las víctimas pueden desarrollar pérdida considerable de autoestima, desvalorizándose tanto personal como profesionalmente, somatización del conflicto en enfermedades físicas, estrés, ansiedad, insomnio, fatiga, irritabilidad, depresión, inseguridad, problemas familiares y de pareja, agresividad, aislamiento social, cambios de personalidad, estigmatización social, e incluso provocar enfermedades o problemas escolares en hijos o allegados.
Es muy común que el acoso laboral conlleve bajas laborales por parte de la víctima, siendo esto aprovechado por el acosador a la hora, por ejemplo, de justificar su conducta tanto ante cualquier superior, como ante sí mismo.
¿Cómo lo denuncio?
Lo primero que se recomienda es dar parte a la empresa de la situación comunicando por escrito el acoso laboral, con el fin de que quede constancia formalmente. Además, es recomendable acompañar el documento de una copia firmada por la empresa.
La recopilación de pruebas también será necesaria antes de decidirse a denunciar el problema, ya que la acreditación de la situación es obligatoria. Se pueden guardar los mensajes -correo electrónico, aplicaciones de mensajería instantánea, SMS- que envíe el hostigador, recurrir a la declaración de testigos como compañeros de trabajo, grabar llamadas con el acosador, y aportar informes médicos que acrediten enfermedades psíquicas o físicas sufridas por la víctima a raíz del conflicto, ya que es necesario demostrar la relación entre la conducta y el estado de salud del trabajador.
Posteriormente, el mobbing puede denunciarse ante la Inspección de Trabajo, solicitando a la empresa la extinción del contrato laboral y exigiendo una indemnización, dirigiendo acciones contra el empresario y el sujeto responsable del conflicto, y, al cese del acoso laboral, mediante un procedimiento ordinario por daños y perjuicios.
En definitiva, el mobbing o acoso laboral nunca se ha de enfrentar individualmente y manteniéndolo en secreto; siempre se ha de comentar y compartir, con tal de que no resulte devastador emocionalmente. Además, mantener la calma y enfrentar al acosador también nos ayudará a proteger nuestra autoestima, así como buscar asesoramiento tanto psicológico como legal, afrontando la situación de un modo maduro desde el principio.