Continuamos con la historia del célebre Monsieur Vidocq, quien pasó de ser delincuente a detective privado. En la primera parte de la historia hemos visto los inicios de su carrera en la delincuencia y ahora seguiremos con la siguiente parte de su historia.
Tras la paliza al amante de su amante, Monsieur Vidocq fue condenado a 3 meses de cárcel, aunque su condena terminó siendo mucho más extensa. Hizo amistad con un hombre, condenado a 6 años por robo. Poco después, llegó a la cárcel un documento con un idulto que se llevó a cabo, pero tras la liberación del preso, se descubrió que el indulto era falso y creado por Vidocq, por el cual recibió ocho años de cárcel más.
Durante su estancia en la cárcel, se fugó varias veces con la ayuda de su amante, quien posteriormente también fue condenada por ser cómplice de fugas. Monsieur Vidocq realizaba las fugas haciendo uso de disfraces: marinero, monja, mujer, etc.
Tras numerosas fugas, en el año 1800 pareció que fue la definitiva, ya que pudo establecerse con una mujer viuda y traer a su madre a casa. Trabajaba como hombre de negocios bajo un nombre distinto. Pero fue reconocido por los agentes de policía, quienes lo llevaron a juicio. Ahí se enteró de que lo habían condenado a muerte años atrás. Tras pasar 5 meses en la cárcel, volvió a escapar, desapareciendo durante 4 años durante los cuales se divorció de su esposa y presenció la ejecución de un muy buen amigo suyo.
En el año 1809 volvió a ser atrapado y enviado a la cárcel. En este momento se produjo un cambio drástico que le llevaría al futuro que conocemos: decidió convertirse en informante de la policía. Gracias a la ayuda de su pareja Anette, quien pasaba la información a los agentes, se pudieron descubrir centenares de identidades falsas de los presos y sus planes. En el año 1811, los presos fueron informados de que Monsieur Vidocq se había fugado. Dado su historial, la historia era totalmente creíble. Sin embargo, esta vez había sido liberado por el jefe de policía.
Una vez fuera de la cárcel, Monsieur Vidocq continuó trabajando para la policía, ganándose rápidamente una buena reputación por la calidad de su trabajo. En 1812, creó la Seguridad Nacional, que estableció los precedentes para la futura policía nacional francesa. El grupo estaba formado por policías pero también por exconvictos, ya que Monsieur Vidocq creía firmemente en que estando más relacionados con el mundo del crimen tendrían más facilidad para resolverlos. El grupo era entrenado para poder infiltrarse fácilmente mediante el uso de disfraces y espionaje. En el año 1817, Monsieur Vidocq recibió el indulto firmado por Luis XVlll.
Con la llegada del reino de Carlos X, la estructura de funcionamiento policial cambió totalmente. Monsieur Vidocq no estaba de acuerdo con las nuevas dinámicas de trabajo así que decidió renunciar, aunque tras la caída del rey, volvió al trabajo, que volvió a dejar en 1832, puesto que era muy criticado por la forma en que llevaba las investigaciones. Gracias a ello, en 1833, decidió crear la Oficina de Información, donde ofrecía servicios de investigación privada. Contrató a exconvictos y se especializaron en atrapar a falsificadores. Pero la policía tenía choques constantes con su investigación, lo cual le llevó a perder la empresa.
Aunque continuaba haciendo pequeños trabajos, en los años siguientes se dedicó a escribir libros en los cuales negaba y justificaba las acciones de las cuales se le acusaba. Murió el 11 de mayo de 1857, tras una vida que podríamos llamar como completa.