A lo largo de la historia, el espionaje ha sido un método que ha estado estrechamente vinculado a la evolución y el desarrollo de los diferentes pueblos y civilizaciones que han poblado la Tierra. Esta técnica ancestral de infiltración, que se basaba en hacer que unidades de un lugar se introdujesen en los bandos contrarios para obtener toda la información posible, con la mayor rapidez, sobre cualquier tipo de actividad, movimiento, proyectos o estrategias que el enemigo estaba planeando, se ha desarrollado del mismo modo que lo han hecho las civilizaciones. El espionaje se ha adaptado siempre a los cambios y ha encontrado las técnicas más novedosas para ir un paso por delante del bando contrario.
Ya desde la primera civilización que se conoce, la Mesopotámica, en el tercer milenio antes de Cristo, se tiene constancia de la utilización del espionaje con fines bélicos. Sargon I de Acad creó una amplia red de espías recurriendo a mercaderes que le informaban rápidamente de las características y de la orografía de los territorios que estaba dispuesto a invadir.
El Imperio chino llevó a cabo el primer tratado militar en el cual ya se hacía referencia a la utilización del espionaje, en el que se resaltaba la importancia de obtener información sobre el bando enemigo antes de entrar en batalla.
Los espartanos, por su parte, crearon uno de los primeros códigos criptográficos que se conocen y el Imperio romano, uno de los más grandes de la historia, no prescindió tampoco de los servicios de sus espías para decantar a su favor el peso de las batallas que le harían ganar numerosas guerras y convertirse finalmente en uno de los grandes dominadores del Mundo Antiguo.
Con las nuevas tecnologías, el espionaje da un giro radical y se convierte en un arma clave para ganar contiendas y avanzarse a los planes del bando enemigo. Con la aparición de la fotografía, el radiotelégrafo o el teléfono, la posibilidad de sabotear la información y conocer de antemano los movimientos del oponente hace que los espías tengan un papel fundamental en numerosas batallas que han marcado la evolución de la historia.
No es hasta la época de la Guerra Fría cuando el espionaje alcanza su momento álgido. Durante este periodo de máxima tensión entre la URSS y Estados Unidos de América se crean comités y agencias, como la CIA y el KGB, destinados a recopilar la máxima información sobre los planes del bando contrario en lo que se conoce como la carrera hacia el dominio del mundo.
En la actualidad, a pesar de vivir en una época en la que no se producen grandes contiendas entre las potencias mundiales, sigue existiendo una amplia red de espionaje. Ya no solo se produce entre países enemigos, sino que el espionaje se ha trasladado al mundo empresarial, donde se producen episodios de robo de información de muy alto valor para las compañías. Es en este campo donde los detectives privados pueden hacer una gran labor con el fin de poder identificar este tipo de actividad delictiva. En Barcelona, en Toxan Detectives contamos con la experiencia necesaria para poder dar soluciones a su caso.