En los últimos años, los casos de cuadros de ansiedad, depresión o estrés crónico se han disparado. Nuestras sociedades, sin duda han creado el caldo de cultivo para ello: la velocidad con la que ocurren las cosas, los ritmos desenfrenados de trabajo, la precariedad laboral, la falta de esperanza… Son muchas las razones y muchos los fundamentos para este aumento de las llamadas enfermedades psicológicas. No obstante, no todo el campo es orégano. A diario, son muchas las personas que, aprovechando este filón, argumentan una de estas alteraciones para diversos fines, ilegales en cualquier caso.
Son muchos los “aprovechados” que acuden a este tipo de estratagema para lograr su objetivo; recibir algún tipo de indemnización por su supuesta enfermedad mental, y al ser estas tan complicadas de diagnosticar, sentimos constantemente que “nos la están jugando”.
Son muchas las agencias de detectives que han informado de una creciente demanda de investigaciones en este aspecto, y tanto la ansiedad como la depresión y el estrés crónico son las enfermedades que más se citan. Esto es, aquellos trastornos más complicados de diagnosticar y de probar, un campo abonado para el fraude. Los objetivos del infractor suelen ser variados, pero entre ellos destacan algunos los de poder echar una mano en el negocio familiar en tiempos de picos de trabajo, obtener un sueldo sin trabajar -lo cual es literalmente “vivir del cuento”, como se conoce coloquialmente-, o conseguir un extra de dinero con algún trabajo puntual que es incompatible con el habitual, entre otros.
Este tipo de fraude supone tanto para los negocios como para las aseguradoras enormes pérdidas de dinero, además de desconfianza por parte de los empresarios hacia sus trabajadores. Se produce un claro efecto “Pedro y el lobo” entre la empresa y sus empleados, y se perjudica enormemente a las disciplinas de la psicología y la psiquiatría, tachándolas de imprecisas y de poco profesionales.
Así que por pequeña que sea su sospecha, si efectivamente se está cometiendo un fraude y lo descubre contratando un detective privado, habrá ganado mucho tiempo y, sobre todo, habrá hecho justicia.
En Toxan Detectives, contamos con los profesionales adecuados para llevar a cabo este tipo de investigaciones con unos resultados excelentes. Nuestra dilatada experiencia y probada calidad hacen de nuestra agencia la apuesta segura para resolver todas sus dudas.
Y no olvide el refranero español; cuando el río suena, agua lleva.