El peritaje caligráfico. Qué es, cómo se hace y para qué se utiliza.

¿Qué es el peritaje caligráfico?

Antes de nada, conviene aclarar la diferencia entre grafología y el análisis caligráfico. Respectivamente, la primera es  una ciencia centrada básicamente en el estudio de la personalidad mediante un examen de la escritura, y la segunda, una técnica para el estudio de tanto la escritura, como la firma. Con ésta, se determina la autenticidad, falsedad y autoría de un texto o una firma.

Habiendo aclarado lo anterior, un peritaje caligráfico es la acción de autentificar caligráfica o grafológicamente, la autoría o no de un texto manuscrito, mediante diversas herramientas. Se comparan, con otros documentos, características que generan desconfianza, las cuales podrían denotar o no autenticidad.

Las herramientas de las que hablábamos se llevan a cabo mediante un riguroso método, que permite llegar a una conclusión razonable y fundamentada, sobre la producción del documento, la clarificación de las dudas que produjese y, evidentemente, la justificación de sus conclusiones.

¿Cómo se hace un peritaje caligráfico?

Un peritaje caligráfico se obtiene mediante la comparación de documentos manuscritos, el cual puede determinar su autoría. En cuanto a la garantía de cotejarlo ocularmente, ésta es insuficiente y se ha de respaldar mediante otras herramientas, sobre todo, informáticas.

Se comparan firmas o escritos analizando la morfología, las grafías, los gestos y las características generales. Se mide la presión de la escritura, la limpieza del documento, la topología de la presión del trazo, y la velocidad a la que se escribe.

De esta manera, la metodología científica permite al juez comprobar las conclusiones a las que llega el perito tras el análisis.

¿Para qué se utiliza un peritaje caligráfico?

Las pruebas caligráficas pueden servir para situaciones comunes que pueden desembocar en procesos judiciales.

Pueden determinar la autoría de anónimos normalmente autores de amenazas o vejaciones, impugnar testamentos ológrafos -escritos a mano- cotejando firmas con documentos indubitados, contratos laborales relacionados con la falsificación de signatura, cheques o contratos como hipotecas o renuncias, e incluso evaluaciones psicológicas mediante el análisis grafológico.

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